La primera vez que le vi, mi corazón se acelero de manera inesperada, era una belleza de esas que no se ven todos los días; pero  nunca más volví a sentirme de esa manera, hasta el día en que la besé. Tan inesperado como inapropiado, tan banal como único, tan tarde como temprano; tan ella, como yo. Y aun después de aquello, no volveré a sentir eso, hasta aquel día en que la bese de nuevo.